A propósito de la celebración del Día de la Tierra este 22 de abril y de la celebración del Día del Idioma castellano, dedicaremos este artículo a como leemos o hemos leído, lo que líderes mundiales como S.S Francisco, han llamado “nuestra casa común” y hacía donde va la lectura de nuestro hogar.
El mundo ha cambiado impresionantemente desde la revolución industrial y tal vez entonces la sociedad no fue consciente de las importantes repercusiones que tendría para la vida en el planeta unos cuantos años después. Desde entonces, el ritmo de producción creció exponencialmente, pero también lo hicieron los desechos que hasta apenas hace unos años, no se conocían como peligrosos o contaminantes; al igual que en el mito de Pandora, el ser humano abrió una caja que trajo toda suerte de males al mundo, que con los años, fueron superando las bondades del crecimiento industrial, cuando el boom de la noticia se conoció y los estragos ya estaban hechos, los más radicales votaban por frenar en seco la industrialización, desmantelar las fábricas, descontinuar los automóviles y volver atrás, de una forma tan chocante como imposible, pues la rueda de la industrialización había dado un impulso al mundo, imposible de parar. A finales de los años 80 se empezó a hablar de términos como “calentamiento global” “aumento del nivel del mar” “degradación ambiental” algo que la industria y los gobiernos, trataron de manejar con discreción hasta que no se pudo hacer más, para entonces, la teoría levantó quejas y muchos fueron los que, al considerarla teoría, la dejaron en un cajón y la negaron. El tiempo les dio la razón a quienes hablaban de ella y la divulgaron, sin embargo, es un triste premio pues el precio de ser una teoría correcta, es saber que el tiempo del mundo tal y como lo conocemos, esta contado y queda muy poco de él. ¿Qué hacer? ¿Hacer caso al llamado y frenar de golpe el mundo industrial y globalizado? ¿Cuáles son las empresas que más contaminan? ¿Qué pasa al final de la teoría del cambio climático? La ciencia que nos metió en esto, trata de sacarnos revolucionando el mundo a un ritmo miles de veces mayor, al que tal vez pudieron soñar en la era industrial. Aprendimos a leer el caos, la contaminación, la deforestación y el deshielo, para crear alternativas que permitan continuar el crecimiento y el avance, restaurando en el camino, todo el desequilibrio causado por la mano del hombre. Desde energías renovables de alto impacto, hasta reciclaje, bombas que recogen el plástico del mar, maquinas que recogen los derrames de petróleo, combustibles fósiles optimizados que contaminan menos, programas de reforestación, un sinfín de ideas novedosas que se exploran todos los días para el avance del hombre, no sea el retroceso de la naturaleza, sin que ninguno tenga que ser declarado vencedor o perdedor. Como sociedad desequilibramos el sistema, no fue solo una empresa, una actividad, un sector, todos se abocaron al crecimiento desmedido y como sociedad presionamos para que el crecimiento no parara, creando un círculo vicioso que a la larga todos patrocinamos. Sin dudas, más allá de debatir sobre cuál fue el causante primario de la hecatombe que podríamos enfrentar si no cambiamos integralmente como sociedad, están las oportunidades de cambio que tenemos en nuestras manos.
Aquí te dejamos unos cuantos tips.
1. Leer más: No todo lo que dicen las redes es verdad, hay que informarse con bases y fuentes de reconocimiento científico, para tomar posiciones objetivas con respecto al daño e impacto que hemos causado al planeta.
2. Reusar: Comprar ropa usada está de moda. Las tendencias del mundo cambian rápidamente y en ocasiones de manera abrumadora ¿Sabías que muchos influencers, estrellas de la gran pantalla e incluso políticos están lanzando campañas en favor de este tipo de iniciativas? No se trata de no comprar ropa nueva, sino de ser conscientes del valor de la ropa usada como otro mercado de valor. ¿Por qué no?
3. Reciclar: Si, reciclar es algo de lo que se habla hace años, pero hasta hace muy poco notamos el verdadero impacto del reciclaje en el mundo, países industrializados han logrado acabar con la basura, utilizan los desechos orgánicos para fertilizantes, reutilizando de forma primaria o secundaria casi todo lo demás en la cadena de valor. Plástico, vidrio, papel, metal, etc. ¿Por qué buscar más recursos, cuando tenemos tantos recursos a mano, listos para ser reciclados?
4. Tu bolsa, tus empaques, tu mochila: En muchos países del primer mundo, el afán por cuidar del medioambiente ha ido más allá de eso, se han prohibido las bolsas plásticas, otros han prohibido el uso de plásticos desechables, son cada vez más los supermercados que se suman a la iniciativa de vender al por mayor y que el cliente lleve sus empaques, su mochila y su bolsa reciclada o de tela.
5. Di NO a la compra de animales salvajes o exóticos: No solo ayudas a disminuir su población, sino que alimentas una cadena delincuencial bastante peligrosa para ti y para el medioambiente, fuera de eso, estás ayudando a degradar el equilibrio natural de los entornos en los que habitan estos animales. ¿Te gustan los animales? Visita los parques nacionales naturales y los atractivos ecoturísticos de la región, permite que tus hijos y nietos disfruten de la naturaleza que tu pudiste disfrutar.
6. Desecha responsablemente: El día a día y la falta de un hábito en torno al reciclaje, podría hacerte difícil arrancar de golpe, pero con pequeñas acciones puedes ayudar al planeta y darle una mejor lectura a tu propio legado. NO deseches guantes y tapabocas en la calle, guarda las baterías usadas y entrégalas en los puntos autorizados, trata de separar el plástico y el cartón del resto de la basura, hay miles de familias en el país que sobreviven gracias al reciclaje, podrías ayudarles muchísimo.
7. No ataques, juzgues o señales con rapidez a los demás: todos tenemos la culpa en la situación actual del mundo y de igual manera, todos tenemos que aportar en el cambio de esta situación, no se trata de frenar el mundo industrializado, sino de crear nuevos caminos que nos permitan seguir avanzando de manera armónica con la naturaleza.