Aunque la semana pasada los precios del petróleo no fueron muy halagadores, el aumento con el que empezó la última semana de junio y las primeras de julio, demuestra que las estrategias en la reducción de la producción de petróleo, implementadas por la OPEP+ (OPEP y aliados del sector) han tenido un balance positivo para el sector. Sin olvidar el repunte en los beneficios industriales a nivel mundial, la proyección de reactivación en la Eurozona y la demanda de China, que poco a poco regresa a la normalidad (con ciertas excepciones y nuevos brotes aislados del covid 19) factores que han ayudado al alza del petróleo en los mercados financieros del inicio de semana.
Según los expertos, a medida que la reactivación económica mundial aumente, aumentará lógicamente la demanda del petróleo y el valor del barril subirá inequívocamente.
Sin embargo, otros expertos afirman, que dada la amenaza de nuevos brotes o de una segunda ola del virus, hay que maniobrar con precaución hasta tener un panorama más claro sobre la situación de oferta y demanda a nivel mundial.
Por ahora la maquinaria mundial sigue a media marcha y aunque ahora existe un ambiente de positivismo frente al futuro inmediato y el eventual control de la crisis sanitaria, los mercados continúan en una volatilidad que llaman a la mesura en las perspectivas sobre el precio del petróleo.
¿Estabilidad? Todavía no, pero al menos las medidas tomadas hasta ahora, conjuran el fantasma de una caída drástica en los precios, como aquella que tuvo lugar, a principios de la pandemia.